Procuramos realizar el trabajo con la mayor dedicación y cuidado posibles, cuidando los detalles, para servir a los demás. Como alumnos de un colegio, esto significa que nos esforzamos por realizar un estudio profesional: con asistencia puntual y regular a clases; estudio permanente y sistemático de las materias que se imparten; y cumplimiento responsable y oportuno de tareas y pruebas. Para un tabancureño, el fin de estudiar es aprender y adquirir el mayor nivel cultural según las capacidades de cada cual, y por lo tanto, la nota y cualquier reconocimiento académico, es sólo un reflejo de esa dedicación y no un fin en sí mismo.
Conscientes de que la vida no se tiene para guardarla para uno mismo, sino para entregarla, y de que darse sinceramente a los demás es de tal eficacia, que Dios lo premia con una humildad llena de alegría, queremos que nuestros alumnos crezcan con un claro espíritu de servicio y buena convivencia, a través de un trato educado y afectuoso con sus padres, hermanos, profesores, administrativos, auxiliares y compañeros, y luego acudiendo en ayuda de las personas más vulnerables de nuestra sociedad.
Es aquel alumno que, en el aspecto deportivo, aprovecha sus talentos y mediante un entrenamiento riguroso los hace crecer. De manera tal que el triunfo, si llega, es fruto del esfuerzo y no de un mero talento natural. Por medio de la práctica de un deporte crece en virtudes como la perseverancia, la fortaleza y el trabajo en equipo. Se esfuerza cada día por mejorar y entrena con compromiso y dedicación. Siente orgullo en representar a su colegio y al competir refleja todos los valores que el colegio intenta transmitir a sus alumnos.
El alumno reconoce la fe católica como parte esencial de su identidad personal. Con libertad interior, profesa la fe de la Iglesia y procura ponerla en práctica en su día a día, consciente de que la vida cristiana es un continuo comenzar y recomenzar; participa en la vida de la Iglesia y se empeña con obras concretas en llevar el testimonio de Cristo a los diferentes ambientes en los que se desempeña.
El colegio comprende el valor y asume la necesidad de que nuestros alumnos guarden una familiaridad permanente con las expresiones y experiencias de valor artístico y cultural, las cuales acercan a la sabiduría a través de la distinción y la nobleza que le son propias. La cultura y el arte son parte de un camino armónico y completo para formar personas capaces de sumergirse en el pensamiento, abrirse a la creatividad y disfrutar de lo bello, con independencia de la opción profesional o laboral que desarrollen en el futuro
Procuramos realizar el trabajo con la mayor dedicación y cuidado posibles, cuidando los detalles, para servir a los demás. Como alumnos de un colegio, esto significa que nos esforzamos por realizar un estudio profesional: con asistencia puntual y regular a clases; estudio permanente y sistemático de las materias que se imparten; y cumplimiento responsable y oportuno de tareas y pruebas. Para un tabancureño, el fin de estudiar es aprender y adquirir el mayor nivel cultural según las capacidades de cada cual, y por lo tanto, la nota y cualquier reconocimiento académico, es sólo un reflejo de esa dedicación y no un fin en sí mismo.
Conscientes de que la vida no se tiene para guardarla para uno mismo, sino para entregarla, y de que darse sinceramente a los demás es de tal eficacia, que Dios lo premia con una humildad llena de alegría, queremos que nuestros alumnos crezcan con un claro espíritu de servicio y buena convivencia, a través de un trato educado y afectuoso con sus padres, hermanos, profesores, administrativos, auxiliares y compañeros, y luego acudiendo en ayuda de las personas más vulnerables de nuestra sociedad.
Es aquel alumno que, en el aspecto deportivo, aprovecha sus talentos y mediante un entrenamiento riguroso los hace crecer. De manera tal que el triunfo, si llega, es fruto del esfuerzo y no de un mero talento natural. Por medio de la práctica de un deporte crece en virtudes como la perseverancia, la fortaleza y el trabajo en equipo. Se esfuerza cada día por mejorar y entrena con compromiso y dedicación. Siente orgullo en representar a su colegio y al competir refleja todos los valores que el colegio intenta transmitir a sus alumnos.
El alumno reconoce la fe católica como parte esencial de su identidad personal. Con libertad interior, profesa la fe de la Iglesia y procura ponerla en práctica en su día a día, consciente de que la vida cristiana es un continuo comenzar y recomenzar; participa en la vida de la Iglesia y se empeña con obras concretas en llevar el testimonio de Cristo a los diferentes ambientes en los que se desempeña.
El colegio comprende el valor y asume la necesidad de que nuestros alumnos guarden una familiaridad permanente con las expresiones y experiencias de valor artístico y cultural, las cuales acercan a la sabiduría a través de la distinción y la nobleza que le son propias. La cultura y el arte son parte de un camino armónico y completo para formar personas capaces de sumergirse en el pensamiento, abrirse a la creatividad y disfrutar de lo bello, con independencia de la opción profesional o laboral que desarrollen en el futuro
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