Conocemos de cerca la experiencia de varios de nuestros ex alumnos que, aunque durante el colegio vivieron con profundidad su fe, una vez que entraron a la universidad esto se vio debilitado. Entendemos que se trata de una situación bastante generalizada en nuestra sociedad y que está suficientemente documentada en diversos libros. Al respecto, les recomendamos la lectura de, por ejemplo, “Handing down the faith” de Christian Smith y de “Cómo el mundo occidental perdió realmente a Dios” de Mary Eberstadt.
En estos libros se menciona algo que constatamos día a día en nuestro quehacer educativo y que el Magisterio de la Iglesia nos lo recuerda constantemente (Catecismo de la Iglesia, n° 2223; Amoris laetitia, n° 84; Familiaris consortio, n° 36; Gravissimum educationis, n° 3): el que los padres son los primeros educadores y que, por lo tanto, son los principales transmisores de nuestra fe.
Nosotros como colegio tenemos la gran responsabilidad, en consecuencia, de reforzar y apoyar la transmisión de la fe que ustedes ya realizan en familia. Esta es la razón, por ejemplo, de la incorporación de los padres en la preparación de sus hijos para la Primera Comunión, de diversos hitos religiosos a lo largo de todo el proceso escolar, de los cursos de orientación familiar que les ofrecemos, etc.
En los últimos años hemos ido tomando algunas decisiones que creemos apuntan a ayudar de mejor manera su labor como padres en este ámbito. Nos gustaría subrayar la libertad con que enseñamos la fe en el Tabancura. Por ejemplo, desde hace algunos años la hora de oratorio -momento semanal en la que los alumnos tienen la posibilidad de acudir a la Confesión los que así lo quieran, escuchar una plática del sacerdote, aprender a rezar en silencio, etc.- en la enseñanza media es libre, es decir, cada alumno decide si prefiere ir a rezar un momento al oratorio o quedarse estudiando en su sala de clases. Para los cursos
menores hemos preferido mantener la asistencia de todo el curso, ya que entendemos que es una buena instancia educativa para enseñarles a rezar en silencio y con piedad.
También podríamos hacer referencia a que actualmente en el colegio, cada familia -en el caso de los alumnos de 2° y 3° básico- o cada alumno -en el caso de los alumnos de III medio- debe tomar la decisión si quiere prepararse y recibir el sacramento de la Confirmación en el colegio. Con gran alegría vemos año a año, por ejemplo, que la inmensa mayoría de nuestros alumnos de III medio así lo deciden y que, incluso, algunos que han preferido no prepararse en III medio, terminan haciéndolo en IV medio.
Nos parece que ha sido una buena experiencia delimitar más claramente la enseñanza de los contenidos de la fe por un lado -la cual se da principalmente en la asignatura de Religión- y la vivencia de esta, para la cual el colegio pone a disposición diversas actividades en las que los alumnos pueden decidir con toda libertad si participan o no: la preparación y recepción de los sacramentos, hitos familiares, actividades de Tabancura en Acción, acompañamiento espiritual, etc.
El ir mejorando año a año la enseñanza de la Religión ha sido uno de nuestros objetivos prioritarios en el colegio en el último tiempo, procurando una capacitación permanente de nuestros profesores e incentivando el trabajo en equipo. A través de reuniones periódicas buscamos mejorar la manera en que impartimos nuestras clases -nuevas metodologías, experiencias positivas sobre el uso de las Sagradas Escrituras, diferentes recursos pedagógicos, etc.- y también el cómo lograr que nuestros alumnos tengan una participación más activa en las clases para, de esta manera, reforzar su libertad y convicciones con respecto a su fe.
“La verdad os hará libres”. Estas palabras de Jesús en el evangelio de san Juan (8, 32) son orientadoras para la prudente exigencia que debe tener la asignatura de Religión, especialmente en los cursos de Media, para que cada alumno tenga los conocimientos
suficientes que lo lleven, cuando llegue el momento, a decidir con la mayor libertad posible el cómo vive su fe en esta sociedad cada vez más secularizada. Se trata, en términos prácticos, de que en Religión se aprenda al menos al nivel de las otras asignaturas y que no se le considere una asignatura en la que no se estudie o de menor importancia. Para nosotros la enseñanza de la Religión es un desafío apasionante. Por lo mismo, nos gusta pensar y decir que Religión es la asignatura más importante del colegio.
Buscamos que los profesores de Religión del colegio tengan como hilo conductor de su enseñanza que Dios es un Padre bueno que nos ama, y que hagan continuas referencias al kerygma (“el primer anuncio”) de acuerdo a la formulación del Papa Francisco: “Jesucristo te ama, dio su vida para salvarte, y ahora está vivo a tu lado cada día, para iluminarte, para fortalecerte, para liberarte” (Evangelii Gaudium, n° 164). Procuramos que el enfoque de nuestras clases sea optimista, amable, caritativo y esperanzador. Además, como una manera de que nuestras clases tengan una mayor influencia cristiana en el colegio y fuera de este, hace unas semanas organizamos una serie de actividades en la semana Marana Tha, por ejemplo, el Congreso Fe Joven, evento en el cual pudimos abrir nuestras puertas a alumnos y profesores de Religión de 56 colegios de todo Chile. Los más de 500 asistentes pudimos reflexionar en torno a la pregunta ¿cómo hacer para que Jesucristo sea más protagonista en las clases de Religión? Los numerosos testimonios de agradecimiento de los participantes nos han animado a querer repetir esta experiencia en los próximos años.
Nuestra invitación es a que puedan reflexionar estas ideas con sus hijos, ya que tal como se mencionó, los padres son los principales educadores, y de manera especial, en la transmisión de la fe. Además, los invitamos a conversar entre ustedes preguntas tan importantes como: ¿qué podemos hacer para que nuestros hijos quieran más a Jesús, a los 5 años, a los 15 años y también a los 18?, ¿cómo apoyar en la casa el aprendizaje y vivencia de nuestra fe?, ¿cómo es el ejemplo que estamos dando a nuestros hijos en esta materia? Justamente el considerar la importancia del papel que tienen ustedes como padres en la transmisión de la fe a sus hijos, nos ha motivado a mandarles estas reflexiones. Es por eso que los animamos a aprovechar lo más posible las distintas actividades que les vamos ofreciendo en el colegio:
Los cursos de orientación familiar
La catequesis familiar de preparación para los sacramentos
La Adoración Nocturna en la noche del jueves anterior al primer viernes de cada mes
Las charlas sobre nuestra fe
Los retiros mensuales para padres
La Santa Misa de las 7.30 horas
Los hitos religiosos de cada año
De esta manera podremos ir experimentando entre todos lo que menciona San Josemaría en uno de sus libros: ¡Qué hermosa es nuestra Fe Católica! —Da solución a todas nuestras ansiedades, y aquieta el entendimiento y llena de esperanza el corazón (Camino 582) A modo de conclusión, quisiéramos destacar el clima de esperanza con que debemos actuar, tanto en la casa como en el colegio, en la transmisión de la fe. Lo que Dios espera de cada uno de nosotros es que pongamos todos los medios -de oración, de ejemplo, de consejo, etc- para que respetando siempre la libertad de sus hijos, ellos puedan decidir personalmente el modo de vivir la fe.
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