Como consecuencia del estilo personalizado, los colegios SEDUC han optado por una educación diferenciada, es decir, separada para hombres y mujeres.
En la base de esta elección, está la convicción de que la persona, varón o mujer, única e irrepetible, requiere una atención particular a su forma de ser: su modo especial de ver, sentir y percibir el mundo que la rodea, por lo que la educación diferenciada reconoce esta realidad y se adecúa a ella, haciéndose más personal.
La educación diferenciada no trata de volver a la vieja escuela separada de épocas anteriores, en la que se les preparaba para diferentes roles en la sociedad. La educación diferenciada del siglo XXI responde a la participación activa de hombre y mujer en total igualdad en todos los ámbitos de la sociedad y busca facilitar el aprovechamiento de las diferentes formas de aprendizaje de niños y niñas durante algunas etapas de su desarrollo.
La educación diferenciada es un sistema pedagógico que, asumiendo la igualdad de hombres y mujeres en dignidad, derechos y deberes, reconoce la existencia de una serie de diferencias innatas y propias de cada sexo y las aprovecha -educando por separado a niños y niñas- para optimizar sus posibilidades. Se trata de una forma de escolarización más dentro del sistema educativo, con sus fortalezas y beneficios propios, que enriquece la variedad de ofertas educativas en la sociedad.
I. Porque la igualdad en dignidad entre el hombre y la mujer, y la profunda unidad que presenta entre las dimensiones corporales, psíquicas y espirituales en la persona humana, no anula sus diferencias. La mujer y el hombre tienen un desarrollo intelectual, afectivo y de sexualidad con tiempos diferentes.
II. Porque la sociedad necesita que la mujer y el hombre aporten cada uno su complementariedad diferenciada y definida, respetándose y queriéndose mutuamente. En la educación diferenciada, sin reforzar estereotipos de género, se desarrolla la feminidad de las niñas en ambientes femeninos, y la masculinidad de los niños, en ambientes masculinos.
I. Respeta el desarrollo y los ritmos de maduración de cada sexo, los cuales son distintos y se dan en diferentes momentos de la formación de la personalidad.
II. Potencia la excelencia académica, porque al ser distinto el ritmo de desarrollo físico e intelectual de niños y niñas, la diferenciación propicia un ambiente de aprendizaje más ajustado a la realidad de cada grupo.
En este modelo que intenta acompañar de manera personal a sus alumnos y alumnas, también se promueven proyectos entre familias y estudiantes de los distintos colegios SEDUC que permitan una sana y natural convivencia entre ambos sexos.
Es por ello que vemos en la educación diferenciada una oportunidad, entendiendo que hay otros sistemas muy buenos también.
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